Seguir luchando contra la pandemia, que los niños y jóvenes regresen a las aulas y recuperar los más de 1 millón de puestos de trabajo perdidos debe ser la agenda urgente del nuevo Gobierno. Durante la pandemia, los indicadores de bienestar retrocedieron una década, la situación económica de muchas familias se volvió dramática y las demandas sociales se exacerbaron. De hecho, la confianza de los hogares se mantiene muy golpeada, el desempleo ha alcanzado un nivel máximo en 17 años y casi 10 millones de peruanos viven en situación de pobreza –de ellos, más de 3 millones como consecuencia de la crisis originada por la pandemia–.
En línea con las demandas de la población, durante sus primeros 100 días de mandato el Gobierno debería enfocarse en aliviar los problemas más angustiantes para las familias: (i) salud, (ii) empleo y (iii) educación. Según una encuesta reciente de Ipsos, estos son los temas que la población considera que deberían ser prioritarios para la próxima gestión (ver gráfico inferior).
Para ello, acelerar el ritmo de vacunación a nivel nacional debería ser el esfuerzo inmediato del Gobierno entrante. La administración del presidente Sagasti ha dejado contratos firmados por 52 millones de dosis adicionales, lo suficiente como para vacunar a todos los mayores de 12 años antes de fin de este año. Para cumplir con esta meta es indispensable que el nuevo Gobierno respete los contratos ya firmados y mantenga o acelere el ritmo de vacunación actual –160 mil dosis diarias en promedio (entre el 19 y 25 de julio)–.
Esto será clave no solo para poder afrontar exitosamente las posibles nuevas olas de contagios, sino también para acelerar el regreso de los estudiantes a las aulas y recuperar los empleos perdidos –sobre todo los de las mujeres y los jóvenes–. Primero, asegurar la vacunación masiva –principalmente la de los maestros y personal vinculado– permitirá armar un plan viable de regreso a las aulas. El cierre de centros educativos ha generado retrocesos importantes en el acceso a la educación –por ejemplo, 200 mil universitarios dejaron sus estudios–, la cobertura de la currícula y el nivel de aprendizaje. El regreso a las clases presenciales es importante no solo para recuperar estas pérdidas que generan brechas difíciles de superar en el futuro, sino también para aliviar la carga del cuidado del hogar e infantil que afecta desproporcionalmente a las mujeres. Segundo, la vacunación permite, como lo muestra la experiencia internacional, acelerar la recuperación de otros sectores bastantes rezagados –como turismo, restaurantes, entre otros– que son más intensivos en mano de obra y emplean principalmente a mujeres y jóvenes.
Adicionalmente, es importante que el Gobierno fomente el impulso de la inversión pública de calidad, continúe con el apoyo focalizado y temporal a la población más vulnerable y mantenga el respeto por el orden macroeconómico.
Primero, impulsar la inversión pública hará posible, en el corto plazo, generar puestos de trabajo formales y dinamizar la actividad económica. En un contexto de crisis y demanda privada deprimida, el impulso de la inversión pública es clave. Esta debe contribuir a mejorar la calidad de los servicios públicos y, por lo tanto, la calidad de vida de todos los peruanos. Esto representará un importante reto para el Gobierno entrante pues, si bien la inversión pública registró durante el 1S2021 un máximo histórico, durante los últimos dos meses los niveles de ejecución han retrocedido.
Segundo, debe mantenerse el apoyo focalizado y temporal a los segmentos de la población más afectados por la crisis y asegurar una recuperación económica inclusiva. El proceso de reactivación está siendo más lento para algunos segmentos (hogares de menores recursos, mujeres y jóvenes). Mientras dure este proceso, es importante que el Ejecutivo mantenga medidas focalizadas y temporales de apoyo que ayuden a reducir las brechas y alinear los ritmos de recuperación entre segmentos. Por ejemplo, transferencias a los hogares de menores ingresos, programas de empleo público temporal y medidas de política que fomenten la contratación de mujeres y jóvenes, entre otros. Sin embargo, el diseño de estos programas debe estar exento de componentes políticos.
Tercero, es importante respetar el orden macroeconómico para recuperar la confianza de los inversionistas y asegurar un crecimiento sostenible en el tiempo. Las personas y empresas golpeadas por la crisis han hecho esfuerzos importantes de adaptación debido a los efectos generados por la pandemia y la alta incertidumbre. Sumado a ello, la situación extraordinaria de llegar al 28 de julio sin un Gabinete de ministros anunciado y el escepticismo sobre el grado de moderación que tendrían las propuestas inicialmente planteadas generó un nivel de cautela aún más elevado entre los inversionistas y las familias. Como consecuencia, el nuevo Gobierno encontrará una economía en la que las decisiones de inversión, contratación y gasto son muy difíciles de tomar, lo que pausa la recuperación de la actividad económica y el empleo. Por ello, reducir el temor y la incertidumbre respecto al rumbo de la política económica de la gestión del presidente Pedro Castillo es clave para reactivar la inversión privada y la creación de empleo de calidad. Asimismo, el respeto por la salud de las finanzas públicas, la búsqueda de niveles de inflación bajos y un sistema financiero sólido generarán un ambiente de crecimiento económico sostenible en el tiempo –como lo muestra la experiencia peruana de los últimos 20 años–.
En conclusión, el nuevo Gobierno debería concentrarse en la vacunación, el impulso público de calidad, el plan de retorno a las aulas y generar confianza en el sector privado. Esto le permitiría atender las mayores preocupaciones de la población: salud, educación y mejores trabajos.
Last month, we identified four pieces of good news for the business environment: (i) lower prices of certain imported goods, (ii) lower political risk, (iii) improved business confidence, and (iv) some stabilization in local financial variables.
Six months into the administration, signs of an impending deterioration in the relationship between the Executive and Congress are starting to surface.
After a challenging start of the year, characterized by social conflicts and heavy rains, the Peruvian economy has begun to show signs of recovery, albeit at a slow pace.
