Impacto del COVID-19 en Latam: golpe generalizado, pero recuperación diferenciada
América latina ha sido una de las regiones más afectadas por la propagación del COVID-19, en términos sanitarios y económicos. A la fecha, 5 de los 10 países a nivel mundial con mayor número de muertes por millón de habitantes son latinoamericanos. Además, el PBI de la región se contraerá cerca de 9% este año, casi el doble que la caída promedio esperada a nivel global (-5%).
Las debilidades estructurales, como las deficiencias en los sistemas de salud y los altos niveles de informalidad y hacinamiento, han explicado la severidad de la crisis en la región. Antes de la emergencia, la capacidad de los sistemas de salud para tratar casos graves era muy limitada (ver gráfico inferior). Además, los altos niveles de informalidad y hacinamiento en la región han restado efectividad a los protocolos de prevención del COVID- 19.
Frente a la alta vulnerabilidad en el frente sanitario, los gobiernos latinoamericanos implementaron cuarentenas más drásticas y por períodos de tiempo más prolongados que en otras regiones del mundo. Como consecuencia, la paralización de la actividad económica fue más generalizada y generó fuertes caídas en los ingresos de los hogares y las empresas.
Así, si bien todos los países de la región atravesarán una fuerte recesión económica este año, la contracción será más severa en Perú, Ecuador y Argentina. En primer lugar, en lo que va del año, la contracción económica ha sido más fuerte en estos países debido a la severidad en sus medidas de contención: solo se permitieron actividades esenciales como servicios financieros, y comercio y producción de alimentos y medicinas; y la reapertura económica ha sido más lenta dado que se implementaron cuarentenas más extensas (a nivel nacional y por más de 80 días). En segundo lugar, en lo que resta del año, la capacidad de reactivar la economía a través de mayor gasto público es limitado. En el caso de Argentina y Ecuador, esto se debe al acceso restringido a financiamiento externo y poco espacio para política económica expansiva. Mientras que, en Perú, a pesar de contar con los recursos fiscales, los bajos niveles de ejecución y las demoras en la implementación de medidas limitarán el impacto del impulso público.
A partir del próximo año, serán tres los factores que determinarán las distintas velocidades de recuperación económica de los países de la región: (i) el control de virus, (ii) el espacio para hacer políticas económicas expansivas y (iii) el entorno político. Primero, la capacidad de los Gobiernos de contener la expansión del virus será clave para evitar nuevas medidas de restricción a la movilidad que frenaría la recuperación económica. En las últimas semanas, en países como Perú, Colombia y Chile las muertes por COVID-19 han comenzado a descender. En contraste, en Argentina y Brasil, el número de fallecidos continúa mostrando una tendencia al alza.
Segundo, en Argentina, Ecuador y Bolivia, el sector público tendrá poco espacio para implementar políticas económicas expansivas que impulsen la demanda agregada. Si bien los balances fiscales de todos los países de la región se van a deteriorar, en estos la deuda pública alcanzará un nivel que dificultará el acceso a financiamiento. A esto se suma que tampoco cuentan con espacio para aplicar política monetaria expansiva. En contraste, Chile y Perú tendrán una necesidad menor de retirar sus estímulos económicos, pues cuentan con mayor espacio fiscal y de política monetaria.
Tercero, el frente político podría ser un limitante importante para la recuperación económica de países como Perú, Argentina, Bolivia, Ecuador y Brasil, por las dificultades para generar consensos básicos y por la incertidumbre, que afectaría la inversión privada. Además, dado el contexto de fuerte descontento social y crisis política, existe el riesgo de que se elija un Gobierno con sesgo populista en Bolivia (en principio las elecciones generales serán en octubre del 2020), Perú, Chile y Ecuador (estos países celebrarán elecciones generales en el 2021) que podría plantear políticas que afecten a diversos sectores económicos.
En suma, los países que probablemente tardarán más en recuperar su nivel de PBI precrisis serán Argentina, Ecuador y Bolivia.
Debido a este contexto, los retos que enfrentarán los siguientes gobiernos de la región serán enormes porque el descontento social será mayor en un entorno de menor espacio fiscal para atender las demandas ciudadanas. La crisis generada por el COVID-19 va a incrementar la pobreza y la desigualdad en toda la región, luego de varios años de registrar mejoras. Esto conllevará a que la ciudadanía demande mejores servicios públicos y mejor protección social. Para atender esto, en un contexto de menor holgura fiscal, será clave el logro de acuerdos políticos mínimos para implementar medidas efectivas y sostenibles.
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