Como discutimos en la Reunión SAE de esta semana, indicadores de demanda de energía, movilidad, contaminación, etc. sugieren que la actividad económica tocó fondo y que estamos iniciando una lenta recuperación. En promedio, los miembros del SAE esperan haber recuperado un 80% del nivel operativo de sus empresas hacia agosto, aunque este es un promedio que todavía presenta mucha dispersión. Los indicadores de confianza para invertir y contratar también parecen haberse estabilizado, según las mediciones de junio 2020 que se muestran en el gráfico siguiente.
La buena noticia es que estamos dando los primeros pasos de una larga y difícil recuperación. No debemos perder de vista, sin embargo, que enfrentamos múltiples riesgos. El más evidente es el avance de la pandemia, pero existen al menos otros dos que aún no se revelan por completo. Uno está vinculado a los efectos del parón de casi 100 días sobre la cadena de pagos y cadena crediticia. Es muy importante tener en cuenta que todavía no conocemos el balance final del daño económico sobre empresas y familias y como éste va a influir sobre la recuperación de la inversión y el consumo (trataremos el tema de reestructuración financiera de empresas en la reunión del jueves 18 de junio). Otro es el creciente riesgo regulatorio que genera el Congreso de la República a través de múltiples proyectos de ley que vienen cargados de aparentes buenas intenciones, pero también de muy malos resultados, de llegarse a implementar. Seguimos a la espera de que el diálogo entre los congresistas y los equipos del MEF, BCR, SBS, SMV, Indecopi y otras instituciones del Estado vinculadas a la economía se restablezca y se controle el alto nivel de incertidumbre que generan los proyectos de ley regulatorios que vemos casi a diario.
Hugo Santa María Socio, Economista Jefe APOYO Consultoría
NUESTRA MIRADA
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A medio año del inicio de la gestión, se comienzan a observar ciertas señales que anticipan el deterioro de la relación entre el Ejecutivo y el Congreso.
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